Síguenos en redes sociales:
21 de julio de 2015 a las 21:45
La tecnología alienta el emprendimiento social
No todos los
emprendedores de base tecnológica aspiran a crear una killer app o a
diseñar el nuevo ingenio tecnológico que sorprenderá al mundo. Hay
algunos cuya principal motivación para desarrollar un proyecto
empresarial es aportar soluciones innovadoras a problemas sociales o
medioambientales.
Los emprendimientos sociales son iniciativas empresariales cuyo objetivo es resolver un problema social o medioambiental,
sin dejar de buscar la sostenibilidad económica. La tecnología,
omnipresente en todas las áreas, también lo está en los proyectos de
emprendedores sociales, sobre todo en las modalidades de servicios
online y aplicaciones. De una problemática social o medioambiental puede
surgir una idea de negocio que ayude a solucionarla y que además tenga
viabilidad económica, aunque sea a largo plazo. Como por ejemplo Helpy, una app de consumo colaborativo que se basa en la ayuda mutua entre personas: se puede pedir ayuda pero también ofrecer servicios; y AllergyChef, una plataforma online creada por y para personas con alergias o intolerancias alimentarias
que les permite reservar online en hoteles o restaurantes de Barcelona
que tengan menús adaptados. Avalados por la Sociedad Catalana de Alergia
en Inmunología, además se encargan de formar a los propios restaurantes
y les ofrece ideas de menús. Este fue uno de los 20 proyectos
seleccionados en la convocatoria anterior del programa de Emprendimiento Social de la Obra Social “la Caixa”
que ofrece, entre otros, una ayuda de hasta 25.000 euros y formación a
medida impartida por la escuela de negocios IESE Business School. En las
últimas convocatorias han notado el auge de los proyectos de
emprendimiento social con base tecnológica. “Cada vez se están
presentando más proyectos con base tecnológica. Emprendedores con
inquietudes sociales pero que su campo de conocimiento es la tecnología,
las apps y la informática han visto que hay un mundo de posibilidades
gracias a las aplicaciones -que la gente ya está acostumbrada a utilizar
en su teléfono móvil- que pueden facilitar la vida a las personas y a
muchos colectivos diferentes. Es una extraordinaria oportunidad la que
ofrecen las aplicaciones e Internet para resolver problemas de estos colectivos”, comenta Sergi Burrull, responsable del programa de Emprendimiento Social de la Obra Social “la Caixa”.
Es el caso del Health app,
uno de los 20 proyectos admitidos (de entre un total de 287
solicitudes) en la cuarta convocatoria del programa y uno de los tres
que se sirven de la tecnología, especialmente en formato app, para dar
respuesta a problemáticas sociales. Así HealthApp es una app dirigida a personas con trastornos alimentarios
como anorexia o bulimia que quiere hacer más fluida la comunicación
entre paciente y médico además de contar con funcionalidades que motiven
y ayuden a seguir el tratamiento de forma más divertida. “Los
emprendedores sociales son personas inconformistas que quieren
contribuir a la mejora del bien común, más allá de ganar dinero por
ganar dinero. En un contexto de crisis y con personas con una formación
extraordinaria en nuevas tecnologías se plantea un sistema híbrido en el
que, con visión de mercado, se pueden visibilizar, dar un papel o
empoderar a personas que hasta ahora estaban un poco al margen “, apunta
Burrull.
Otro de los emprendimientos sociales admitidos en el citado programa es Koiki, que se orienta a insertar a personas discapacitadas o desempleadas en el ámbito de la mensajería urbana
para facilitar la entrega de compras online, y que cuenta con una app.
No todo son aplicaciones para el smartphone, también se están usando
otras tecnologías como Helping Marketing Social cuyo proyecto se dirige a la rehabilitación de niños afectados por parálisis cerebral a través de la venta de un videojuego comercial especialmente diseñado para este colectivo.
Potencial de crecimiento
Y tecnologías más punteras como Big Data e Internet of Things (IoT) están colándose en proyectos de emprendimiento social como es el caso de The Social Coin, una plataforma para fomentar las buenas acciones mediante una economía de cadena que nace como un movimiento social para fomentar el altruismo. Cada moneda, que inicia una cadena de favores
que queda registrada en su página web, incluye un código único, lo que
permite trazar esa cadena. Además las monedas son biodegradables y
contienen una semilla que se puede plantar al final de la cadena.
“Durante un año salimos a la calle a hacer favores y nos dimos cuenta
que un pequeño acto de generosidad mejora la vida, no solo de quien lo
recibe sino también de quien lo hace”, indica Iván Caballero,
CEO y cofundador de The Social Coin. Y es lo quieren fomentar, pero no
sólo entre particulares: pronto se dieron cuenta que las empresas, las
universidades y las ciudades en general necesitan poder medir y fomentar
la generosidad. Así cualquier organización puede colaborar acuñando
monedas sociales que pueden ser trazadas en tiempo real, lo que permite
medir su impacto en el mundo. En sólo 6 meses se han generado 150.000 acciones desinteresadas en más de 100 países. “Acabamos de lanzar una plataforma que usan empresas como Cisco, universidades como UC. Berkeley y
ciudades como Barcelona, que permite fomentar y medir las buenas
acciones, los retos a los que se suman las personas los valores que hay
detrás de ellas, así como la mejora de la reputación en base a ello. Las
empresas nos compran monedas sociales y pagan una licencia mensual por
la página web, la aplicación móvil y un panel de control de toda la
información”, explica el cofundador de esta startup que ya ha pasado por
la aceleradora Startupbootcamp Internet of Things & Data Barcelona,
” donde demostramos que a pesar de tener una motivación social, nuestro
modelo de negocio y referencias era igual o más consistente que muchos
otros proyectos”. Otro emprendimiento social que hace gran uso de la
tecnología, en este caso también del Big Data, es Picto Connection es una software de comunicación inteligente, que se presenta en formato app y web, destinado a facilitar la comunicación de personas con trastornos del habla –ya sea por accidente o enfermedad– a través de pictogramas.
Aunque el porcentaje de proyectos de emprendimiento social de base tecnológica es bajo, se trata de un campo con un gran potencial de crecimiento.
“De hecho, lo estamos esperando. Estamos esperando que personas con
conocimientos tecnológicos y inquietudes descubran que tenemos una
convocatoria para apoyarles”, comenta el responsable del programa de
Emprendimiento Social de la Obra Social “la Caixa”, quien incide en cómo la tecnología puede ayudar a paliar necesidades sociales o medioambientales tanto aquí como en países en desarrollo.
Think Big Jóvenes, el proyecto social de la Fundación Telefónica para jóvenes entre 16 y 25 años que precisamente lanza nueva convocatoria estos días, también se ocupa de apoyar proyectos que pretenden conseguir un cambio en la sociedad:
300 en el primer nivel del programa y a unos 30 en el segundo. En este
caso, el 100% de los proyectos que consiguen acceder a la segunda fase,
unos 30, cuentan con alguna aplicación tecnológica (web, app, arduino,
etc.). Y es que en el primer nivel ya se les ayuda a enfocar en caso de
que no lo tengan muy claro ese punto digital o tecnológico.
Las temáticas son variadas, desde deporte,
medio ambiente, arte y cultura, tecnología, comunicación, ayuda a los
demás y educación. Actualmente existe un aumento de los proyectos de
educación y juventud debido a la situación actual, y también hay mucho
proyecto tecnológico enfocado en resolver problemáticas de la tercera
edad. “La tecnología arduino con Internet de las Cosas está en auge,
muchos de nuestros jóvenes emprendedores sociales la incorporan en sus
desarrollos. La impresión 3D también está empezando a verse en algunos
proyectos que nos presentan”, comenta Gema Benito, miembro del equipo
Think Big Jóvenes.
Para presentarse al programa no necesitan
de ninguna formación específica, sólo las ganas e ilusión de hacer
realidad su idea y de construir un mundo más justo. “Algunos han
estudiado ingenierías pero otros muchos vienen de otras disciplinas o
simplemente estando en bachillerato buscan ese perfil tecnológico en su
equipo para desarrollar la solución que han ideado”, explica Benito. Y
es que la mayor dificultad que encuentran los jóvenes es encontrar un
desarrollador. “Una vez sorteada esta primera piedra en el camino,
empiezan a rodar solos”.
El reto de la financiación
El reto de la financiación
El reto de la financiación
Las empresas sociales aprovechan su
actividad empresarial para transformar una realidad social pero, como el
resto de emprendimientos, necesitan de un empujón financiero para comenzar.
Y para facilitarlo, han surgido diferentes iniciativas, promovidas en
algunos casos por entidades financieras como el ya mencionado programa
la entidad financiera o como Momentum Project, una iniciativa de BBVA y ESADE. Otra sería la plataforma UnLtd España
de apoyo al emprendimiento social. Y es que la financiación es un gran
reto para este tipo de emprendedores, que suelen optar por las
plataformas de crowdfunding, como fue el caso de The Social Coin.
Think Big jóvenes, además de poner a
disposición de sus participantes un mentor voluntario de Telefónica y
ofrecer formación presencial y online en áreas como gestión de
proyectos, comunicación o creatividad también se ocupa de dar
financiación a los Actualmente, el programa tiene abierta su cuarta convocatoria ha apoyado un total de 1.100 proyectos sociales
que buscan beneficiar a sus entornos más próximos. Los participantes
optan a financiación de hasta 400 euros en la primera fase o 3.000 euros
para aquellos proyectos que consiguen acceder a la segunda fase. “Cada
día surgen nuevos programas y concursos para apoyar a estos nuevos
emprendedores. Se encontrarán con un ecosistema que está creciendo y
donde podrán encontrar múltiples ayudas justamente enfocadas a proyectos
tecnológicos por su escalabilidad”, indica Gema Benito, del equipo de
Think Big Jóvenes.
“En España casi no existen fondos
profesionales que estén transaccionando frecuentemente en inversión de
impacto y el esfuerzo que requiere trabajar con ellos es tanto o más
grande que el que se necesita para conseguir una ronda de inversión en
el extranjero”, explica Caballero. “Hasta ahora nos están financiando nuestros propios clientes.
Ahora estamos buscando nuestra primera ronda de financiación de 1
millón de euros que se destinarán a establecer una oficina de ventas en
Estados Unidos y consolidar el producto SaaS. Desde hace unas semanas
estamos hablando con varios fondos de inversión en americanos y con
varios inversores privados tanto nacionales como internacionales”.
Sin embargo el interés por los proyectos de emprendimiento social va en aumento también para los inversores en España, tal y como constata José Moncada, fundador y director general de La Bolsa Social, una plataforma online de equity crowdfunding que pone en contacto a inversores de impacto social con empresas sociales innovadoras.
“Cada vez hay más gente que se sube al carro del emprendimiento social y
del impacto social porque refleja el cambio de mentalidad que surge
tras una crisis. En sus decisiones económicas la gente incorpora
criterios éticos y medioambientales. Este cambio de mentalidad se
refleja también en el emprendimiento: hay emprendedores que quieren
arreglar un problema social o medioambiental de manera pragmática y hay
inversores que quieren apoyar ese tipo de empresas, que quieren invertir
con valores”. Según Moncada, en Europa hay unos 110 fondos de inversión
de impacto social y va en aumento. En España hay 4 o 5 y varios
proyectos en marcha. “Hay mucha gente, inversores particulares también,
que querrían apostar por este tipo de inversión, una inversión que
refleje tus valores”.
La Bolsa Social, que prevé salir en breve
con 2 o 3 proyectos, quiere constituirse como el mercado de referencia
para conectar empresas sociales con inversores de impacto social.
“Tenemos acuerdos con las principales incubadoras de empresas sociales
de España para seleccionar los mejores e iniciar una campaña de equity
crowdfunding dirigida a inversores”. La Bolsa Social trabaja con el banco ético Triodos Bank, que gestiona unas cuentas denominadas escrow, que en castellano vendría a ser “depósito o fideicomiso“,
explica el fundador de La Bolsa Social quien además remarca que la
mayoría de proyectos recibidos tienen una base tecnológica: temas de
asistencia a personas dependientes, apps para personas con discapacidad,
participación ciudadana, de mejoras de temas educativos, de salud…
serían algunos ejemplos. Para Moncada, las empresas sociales son muy
innovadoras en la manera en que utilizan las herramientas tecnológicas
para producir un impacto social positivo.
“El emprendimiento social todavía está
buscando modelos de negocio sostenibles y debe madurar un poco para ser
atractivo para emprendedores, ciudadanos e inversores”, comenta el CEO y
cofundador de The Social Coin.
Imágenes vía | Shutterstock
Artículos recomendados
siguiente artículo
¿Por qué fracasa una campaña de crowdfunding?
Sobre el autor
Toñi Herrero Alcántara
Periodista freelance especializada en tecnología. Colabora con diversas
publicaciones como TICbeat y es cofundadora y coeditora de Gadwoman,
revista femenina online de tecnología. Ejerce de consultora de
comunicación para empresas y startups tecnológicas e imparte formación
sobre comunicación para emprendedores. Profesora del Máster en Mobile
Business de IEBS.